Durante la última gran glaciación, un inmenso manto de hielo enterró buena parte del planeta. El Homo sapiens sapiens (doblemente sabio [sapiens significa “sabio”], lo que actualmente llamamos ser humano) apareció alrededor del año 120000 a.C., en mitad de ese período de intenso frío, y desde entonces se ha llevado todos los aplausos.
Los seres humanos compartieron escenario con manadas de mamuts lanudos, rinocerontes lanudos, uros (unos bueyes con cuernos ya extinguidos), tigres de dientes de sable, bisontes, caballos y ciervos que poblaban gran parte del planeta. Los primeros hombres sobrevivieron en ese territorio glacial como cazadores-recolectores nómadas. No sabemos mucho sobre ellos porque no dejaron registros escritos ni obras de arte ni asentamientos permanentes.
Las primeras manifestaciones artísticas de las que tenemos constancia se crearon casi 90.000 años más tarde durante el Paleolítico, que duró aproximadamente desde el 40000 a.C. hasta el 8000 a.C. Este arte “primitivo” alcanzó una fase de plenitud en el 30000 a.C., como si los artistas prehistóricos fueran a estudiar a una escuela de bellas artes de la Edad de Piedra. Lo más probable, sin embargo, es que aquellas destrezas se transmitieran de maestros a aprendices y fueran perfeccionándose a lo largo de miles de años. Los hombres primitivos pintaron sus magníficas representaciones de animales salvajes en las primeras galerías de arte del mundo, las paredes de cuevas situadas principalmente en el sur de Francia y el norte de España. Aquellos dibujos de mamuts lanudos, rinocerontes lanudos y uros son las imágenes más detalladas que tenemos de esas especies extintas.
En este capítulo te presento a los primeros artistas, los que vivieron en el Paleolítico y el Neolítico.
Herramientas y arte: una unión necesaria
Para poder producir obras de arte, los seres humanos primero tuvieron que aprender a fabricar herramientas. Los monos utilizan ramas a modo de herramientas para extraer miel de una colmena, por ejemplo, pero no fabrican esas herramientas (ni crean obras de arte). Nuestros primeros antepasados se pusieron en pie hace ahora cuatro millones de años aproximadamente. No sabemos qué hicieron con las manos hasta dos millones de años después, cuando en la región centro-oriental de África aparecieron los primeros útiles primitivos: simples piedras de bordes afilados fabricadas por el Homo habilis (que significa “hombre hábil”). Los útiles fueron refinándose con el paso de los milenios, y aquellas piedras toscamente talladas que servían para cortar carne y pieles (hacia 2000000 a.C.) dieron paso al hacha (hacia 1300000 a.C.) y luego a la lanza (hacia 1000000 a.C.). El arco y la flecha se inventaron en torno al 10000 a.C. Nuestros antepasados estaban aprendiendo a dominar su entorno poco a poco, y el arte estaba a la vuelta de la esquina.
Arte rupestre o pinturas paleolíticas: ¿por qué guardar el secreto?
Los artistas prehistóricos ocultaron sus pinturas en lo más profundo de las cavernas, como si quisieran mantenerlas en secreto. De hecho, las pinturas rupestres están tan bien escondidas que la primera de ellas no se descubrió hasta 1879 en Altamira, España (ver la figura 4-1). El segundo descubrimiento tuvo lugar en 1940 en Lascaux, Francia, cuando dos niños que buscaban a un perro perdido entraron en un agujero que conectaba con la antigua cueva.
Escenas de caza en una pared
En un primer momento, los investigadores pensaron que el arte rupestre estaba relacionado con la caza. La actividad principal de los hombres primitivos era cazar, y las pinturas representan mayoritariamente animales (salvo algunas figuras antropomorfas de líneas muy simples, huellas de manos y motivos geométricos encontrados en algunas cuevas). ¿Acaso el hombre primitivo pensaba que representar a un animal en la pared de una cueva facilitaría la tarea de cazarlo en la naturaleza? Si así ocurrió, entonces la pintura primitiva probablemente fuera un tipo de magia empática, una especie de vudú. La idea es que, al dibujar un ser vivo, adquieres poder sobre él. En algunas pinturas rupestres, las lanzas y las flechas parecen atravesar a los animales (como agujas clavadas en un muñeco vudú).
Si querías matar a montones de toros, pintabas montones de toros en las paredes de tu cueva. En la cueva de Lascaux, la galería de aproximadamente 18 metros de largo conocida actualmente como Sala de los Toros, podría ser un ejemplo de ritual mágico prehistórico a gran escala. Sin embargo, los expertos de hoy en día sospechan que el arte rupestre fue algo más que magia para cazar.
Plumas, piel y palitos masticados: con eso pintaban los hombres prehistóricos
Los artistas rupestres utilizaban, plumas, pieles, musgo, palitos masticados y sus propios dedos como pinceles. A veces marcaban los contornos de las figuras en la roca con piedras afiladas o trozos de carbón vegetal. También molían minerales como ocre rojo y amarillo, manganeso y hematita para obtener polvos de color rojo, violeta, amarillo, marrón y negro que luego aplicaban directamente sobre las paredes de caliza húmedas con el fin de recrear el pelo de los osos y bisontes, y las manchas de los leopardos y las hienas. Han transcurrido entre 15.000 y 25.000 años, ¡y esa pintura primitiva todavía no se ha desprendido! (¿no sería genial encontrar un producto así de bueno en la ferretería?).
Los artistas prehistóricos también utilizaban huesos o cañas huecas para aplicar polvos de colores mediante soplado, lo que les permitía llenar superficies grandes de manera más eficiente. Algunos de esos tubos huecos que se han encontrado en las cuevas todavía tenían restos de color en su interior.
Los pintores rupestres a veces aprovechaban convexidades y grietas de las paredes para representar mejor los contornos de un animal: una protuberancia para una panza o una joroba, una hendidura para un ojo, etc. En la cueva de Chauvet, en el suroeste de Francia, un artista pintó la garra de un oso sobre un saliente de la pared y así consiguió que resultara más amenazadora, como si el animal fuera a emerger de la roca para atacar a alguien.
Diez mil años más tarde, los artistas rupestres de la cueva de Altamira, en España, utilizaron esa misma técnica: pintaron cuerpos de bisontes sobre unas protuberancias del techo y de ese modo la manada adquirió un aspecto tridimensional, como si estuviera esculpida.
Chamanes psicodélicos con pinceles
Posteriormente los investigadores descubrieron algo curioso: los animales que formaban parte de los menús del Paleolítico eran los que aparecían con menos frecuencia en las pinturas rupestres. Muchas pinturas representan depredadores como panteras, leones y hienas, animales que eran difíciles de cazar y que, por tanto, raramente se comían.
Esos investigadores desarrollaron una nueva teoría basada en el hecho de que las sociedades de cazadores-recolectores de África, Siberia y América del Norte practicaban el chamanismo. Los cazadores-recolectores prehistóricos probablemente hicieran lo mismo.
En las películas de Hollywood los chamanes suelen aparecer como curanderos pintarrajeados, pero un chamán es algo más que un brujo que baila y lanza hechizos llevando puesto un disfraz de Halloween: es un visionario y, a veces, un artista. Los pueblos primitivos creían que el chamán podía “teletransportarse” al más allá para hablar con los espíritus de los animales. Incluso pensaban que podía aprender la forma de reparar desequilibrios de la naturaleza.
Según parece, algunos chamanes utilizaron alucinógenos naturales para acceder a esa sexta dimensión. En la actualidad, pueblos primitivos de todo el mundo representan los viajes de sus chamanes a través de imágenes psicodélicas de humanos y animales entrelazándose e incluso fundiéndose unos con otros. Puede que las pinturas prehistóricas también representen esos viajes.
Entonces ¿las pinturas rupestres son la primera muestra de arte psicodélico? Las figuras mitad hombre mitad animal, como la que aparece en Bisonte embistiendo a un hombre con cabeza de pájaro, en la cueva de Lascaux, parecen indicar que sí.
A primera vista, esta pintura muestra la típica escena de caza. Un cazador clava su lanza en el vientre de un bisonte, al que se le salen las entrañas. Pero ¿por qué el hombre tumbado junto al animal tiene cabeza de pájaro? ¿Y por qué hay un pájaro encaramado en un palo, como si fuera un tótem? En el siglo XIX, los chamanes de Siberia utilizaban un báculo con cabeza de pájaro para iniciar sus viajes al más allá. El hombre con cabeza de pájaro y el palo de Lascaux podrían haberse pintado para ayudar a un chamán prehistórico a entrar en el mundo de los espíritus.
Los aprendices de chamanes tenían que pasar por ceremonias, muertes fingidas y pruebas de privación de comida y sueño. A lo mejor la figura tumbada es un aprendiz de chamán fingiendo su muerte después de un largo ayuno y un par de noches sin dormir.
Los encantos de una diosa de la fertilidad
La escultura evolucionó como arte a la vez que la pintura. Muchas esculturas prehistóricas eran pequeñas estatuas, llamadas estatuillas, o bien relieves, en los que el artista perfila una imagen sobre roca o madera y luego vacía el fondo para que la figura resalte. La estatuilla primitiva más conocida es la Venus de Willendorf.
consejo.pngTodas las figuras de mujeres desnudas encontradas por arqueólogos alemanes en el siglo XIX (incluida la Venus de Willendorf) se llamaron venus.
La Venus de Willendorf es una figura de una mujer desnuda de 11 centímetros de alto aproximadamente, tallada en piedra caliza. No parece demasiado atractiva según los cánones de belleza actuales, pero posiblemente fuera un símbolo de fertilidad hace 25.000 años.
¿Significa eso que los hombres de las cavernas consideraban a la Venus de Willendorf una bomba sexual, la Marilyn Monroe de su época? Puesto que el rostro está oculto por unas trenzas enrolladas de forma concéntrica en la cabeza a modo de gorro, podemos inferir que el aspecto de la Venus de Willendorf carecía de importancia. No era una persona concreta, sino un paradigma. Lo que importaba eran sus características sexuales: pechos enormes, vientre abultado (como si estuviera permanentemente embarazada), nalgas voluminosas y vulva prominente. El artista no prestó demasiada atención a los demás rasgos anatómicos. Los brazos delgados y las piernas truncadas parecen ser fruto de una ocurrencia tardía. Este mismo paradigma femenino se encuentra en muchas culturas prehistóricas de todo el mundo.
Entonces ¿con qué propósito se talló esta figura y cuál era su atractivo? ¿El artista la creó para despertar el deseo sexual de sus semejantes? Seguramente no. Es más probable que tuviera como finalidad favorecer la fertilidad y la abundancia. Puede que las mujeres sostuvieran la figura con la mano antes de tener relaciones sexuales para que la fertilidad de la estatuilla se les transmitiera mágicamente.
Pero ¿por qué la Venus de Willendorf está tan gorda? Sus gruesas proporciones pudieron ser una señal de prosperidad. La dieta de frutos secos, bayas y caza que seguían nuestros antepasados prehistóricos no les hacía precisamente echar barriga. Es probable que muchas de aquellas personas muriesen por culpa de la desnutrición. Muy pocas llegaban a cumplir los 30, y solo una mujer muy privilegiada podría haberse permitido engordar hasta ese punto.
Dominós para druidas: Stonehenge, menhires y la arquitectura neolítica
La fusión de los glaciares impulsó el progreso tecnológico. Cuando la temperatura del suelo aumentó, el hombre pudo cultivar alimentos, domesticar animales, perfeccionar sus útiles de piedra y construir asentamientos permanentes. Su supervivencia ya no dependía de la caza y la recolección. Es el período que los historiadores llaman Neolítico, o Nueva Edad de Piedra. Comenzó en las regiones meridionales, más cálidas, y migró hacia el norte a medida que retrocedían los glaciares. Con las mejoras tecnológicas, la vida en las cuevas y el arte rupestre se convirtieron en algo del pasado. Desde el punto de vista del arte, la humanidad cayó en una desidia creativa que duró alrededor de 6.000 años. Seguía creando obras de arte, pero nada comparado a las pinturas y relieves del Paleolítico. No obstante, durante el Neolítico los hombres mejoraron como arquitectos y construyeron estructuras muy duraderas.
En este apartado hablaremos de la arquitectura neolítica, desde Anatolia hasta las islas Británicas.
La vida en el Neolítico: Çatalhöyük y Skara Brae
Uno de los asentamientos neolíticos más antiguos fue el de Çatalhöyük, en Anatolia (la actual Turquía). Vivió una época de gran prosperidad entre el 6500 a.C. y el 5650 a.C., aproximadamente. Llama la atención que los moradores de Çatalhöyük no tuvieran fortificaciones ni dioses de la guerra: según parece, eran una comunidad la mar de pacífica. Fabricaban prendas textiles, cestos y cuencos sencillos (el torno de alfarero no se había inventado aún), y construyeron casas rectangulares con ladrillos de adobe (a las que accedían por los techos). Cada casa tenía dos o más plataformas elevadas destinadas a múltiples fines, una de las cuales siempre se pintaba de rojo. La plataforma servía como mesa, banco de trabajo, cama y lecho mortuorio (un bastidor sobre el que se colocaba un cadáver [los habitantes de Çatalhöyük dejaban que los buitres se comieran la carne de sus muertos antes de enterrarlos]).
En algunas habitaciones de las casas se han encontrado pinturas y esculturas. Las pinturas de Çatalhöyük generalmente consisten en representaciones esquematizadas de hombres cazando, con escasa presencia de mujeres. Sin embargo, las esculturas de Çatalhöyük sí muestran figuras femeninas con las características y dimensiones de la Venus de Willendorf (ver el apartado anterior “Los encantos de una diosa de la fertilidad”), probablemente como símbolo de fertilidad o representación de la madre tierra.
En Skara Brae, una comunidad neolítica posterior (en torno al 3000 a.C.) situada en las islas Orcadas, al norte de Escocia, las casas tenían chimenea, depósitos de piedra (utilizados probablemente para guardar peces vivos, porque eran gente de mar) y hasta muebles de piedra (camas, sillas, mesas y estantes). Las únicas manifestaciones artísticas que tenemos de Skara Brae son los sencillos motivos con los que decoraban sus cuencos y algunas de las camas.
El misterio de los megalitos y los menhires
Los ejemplos más interesantes de arquitectura neolítica son los misteriosos megalitos (grandes piedras) de la Bretaña y de Inglaterra. Una estructura megalítica es un conjunto de piedras dispuestas de manera más o menos compleja. Algunos parecen templos al aire libre construidos por gigantes. Otros son como tumbas con cientos de lápidas hincadas en la tierra. De hecho, algunas estructuras megalíticas sirvieron como sepulcros, ya fuera para una persona o para muchas. Muchos de estos sepulcros megalíticos se asemejan a mesas de piedra gigantes con dos piedras verticales que sostienen una gran losa horizontal. Esta disposición se llama trilito (las piedras verticales son las columnas y la horizontal se llama dintel). Los trilitos constituyen uno de los primeros avances en arquitectura. A veces los sepulcros están cubiertos por pequeñas rocas y tierra, formando un túmulo.
Los megalitos más simples, consistentes en una única piedra vertical, se llaman menhires. Los pueblos prehistóricos erigieron montones de ellos en la región de la Bretaña, al oeste de Francia, entre el 4250 a.C. y el 3750 a.C. Los menhires aparecen en dos tipos de formaciones: crómlech, cuando forman un círculo, o alineamientos, cuando están dispuestos en fila. A pesar de su aspecto, los alineamientos no eran cementerios. Según parece, eran observatorios astronómicos y lugares donde rendir culto al sol. El mayor alineamiento se encuentra en Carnac, en Bretaña, y consta de 3.000 menhires dispuestos en filas de tres kilómetros de largo. Los menhires aumentan de tamaño a medida que se aproximan al límite occidental. Las piedras del extremo oriental tienen un metro de alto, mientras que en el extremo occidental superan los cuatro metros. Este alineamiento sigue el recorrido del sol desde el amanecer hasta el anochecer. Hoy en día, nadie sabe cómo funcionaba este observatorio prehistórico.
La estructura megalítica más grande es el círculo de piedras conocido como Stonehenge, en la llanura de Salisbury (Inglaterra). Stonehenge se construyó entre el 2550 a.C. y el 1600 a.C. en al menos cuatro etapas. Antes se pensaba que era un templo de los druidas (sacerdotes celtas), pero ahora se cree que esta compleja red de piedras se utilizaba para predecir solsticios y eclipses, un conocimiento vital para un pueblo que dependía de las cosechas.
Desde lejos, Stonehenge parece una partida de dominó inacabada entre dos gigantes. Visto más de cerca, consiste en una serie de círculos concéntricos y formas circulares: una herradura interior formada por cinco trilitos de arenisca gris, y un círculo exterior (llamado Círculo de Sarsen) de piedras de seis metros de altura, también de arenisca gris y coronadas por dinteles. Algunos bloques del Círculo de Sarsen pesan cerca de 50 toneladas. Los dinteles están conectados entre sí, formando un círculo continuo. Los megalitos están rodeados por un foso y un bancal con un diámetro aproximado de 300 metros. Esta disposición de círculos dentro de círculos continúa desconcertando a los visitantes.
Hasta el año 1500 a.C., entre el Círculo de Sarsen y la herradura había un círculo de bloques más pequeños de color azul. Las únicas piedras azules de la zona se encuentran en Gales, a 240 kilómetros de distancia. Quienes construyeron Stonehenge creían que las piedras azules tenían propiedades especiales, probablemente mágicas (de lo contrario, no las habrían traído desde tan lejos). En 1500 a.C., la última generación de constructores de Stonehenge trasladaron las piedras azules al interior de la herradura, y los investigadores actuales no tienen ni idea del motivo.
Los constructores prehistóricos también suavizaron las caras interiores de las columnas y dinteles, y estrecharon las columnas por arriba, dejando una protuberancia en la parte central. Y lo que es todavía más impresionante: “taladraron” orificios en los dinteles y esculpieron unos salientes cónicos en las columnas para que encajaran perfectamente mediante una unión de caja y espiga. Asimismo, los diseñadores dieron una forma ligeramente curva a los dinteles exteriores para que formaran un círculo más perfecto.
¿Cuál era la finalidad de esta compleja red de bloques de piedra? ¿Fue un templo, un lugar donde celebrar sacrificios humanos, o un calendario de piedra? La función de Stonehenge continúa siendo un misterio, pero estudios recientes apuntan a que podría haberse utilizado para predecir con gran exactitud las fases de la luna, los solsticios y los eclipses.
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