“La esencia del bien es un cierto tipo de elección razonada; así como la esencia del mal es otro tipo. ¿Qué pasa entonces con los elementos externos? Sólo son la materia prima para nuestra elección razonada, que encuentra su propio bien o mal al trabajar con ellos. ¿Cómo encontrará el bien? No maravillándose con el material. Porque si los juicios sobre lo material son rectos, eso hace que nuestras elecciones sean buenas, pero si esos juicios son torcidos, nuestras elecciones se vuelven malas”.
-EPICTETO, DISCURSOS,1.29.1-3
Los estoicos buscan la firmeza, la estabilidad y la tranquilidad, rasgos a los que la mayoría de nosotros aspiramos, pero que parecen experimentar sólo fugazmente. ¿Cómo logran este esquivo objetivo? ¿Cómo se encarna la eustatheia (la palabra que Arriano utilizó para describir esta enseñanza de Epicteto)?
No es por suerte. No es eliminando las influencias externas ni huyendo a la tranquilidad y la soledad. En cambio, se trata de filtrar el mundo exterior a través del enderezador de nuestro juicio. Eso es lo que puede hacer nuestra razón: puede tomar la naturaleza torcida, confusa y abrumadora de los acontecimientos externos y ordenarlos.
Sin embargo, si nuestros juicios están torcidos porque no usamos la razón, entonces todo lo que sigue estará torcido, y perderemos nuestra capacidad de mantenernos firmes en el caos y la prisa de la vida. Si quieres estar firme, si quieres claridad, el juicio adecuado es el mejor camino.